miércoles, 11 de diciembre de 2013

New York Fashion Week cambia su política de acreditación

Hola guapuritaas!!!
Cómo estan?

Hoy les voy a compartir una nota de Vogue. Con la cual, todavía no sé que opinar... Supongo que a las que estamos empezando nos perjudica un poco, pero todo es cuestión de ir trabajando y tiempo al tiempo.

Aquí la nota:


¿Vuelta a la exclusividad de las pasarelas? Analizamos esta decisión de la mano de Alba Galocha, Daniel Rabaneda, Amaya Arzuaga, Pelayo Díaz, Gala González y Mónica Parga, de Miss At La Playa.

 Todo comenzó en septiembre. Fern Mallis, fundadora de New York Fashion Week y antigua directora de la agencia IMG, reclamaba en una entrevista al instituto 92Y de Nueva York un estado prácticamente catatónico de la industria de la moda en base a la saturación –y sobreampliación– de público en sus semanas de la moda: "Hoy en algunos desfiles llega a haber 2.000 personas, de las cuales ninguna ejerce un rol relevante, a excepción de los compradores. No entiendo cómo los diseñadores sientan en tercera fila a un comprador y sin embargo a un bloguero, casi en pañales aún, en el front row. Las cosas tienen que cambiar". Esta sentencia fue decisiva para un cambio de conciencia en el núcleo duro de la industria, con ejemplos claros como el estreno de Alexander Wang en Balenciaga –en formato ultraíntimo para editores y clientes–; el formato privado de las presentaciones de The Row o la negativa de Céline de mostrar al público su colección Resort 2014 (esta vez, por miedo a la reproducción masiva de las grandes cadenas textiles). Sin embargo, Catherine Bennet –actual directora de NYFW– anunciaba esta semana un auténtico punto de inflexión para el futuro del papel de los bloggers de moda: "Las pasarelas se estaban convirtiendo en un zoo. Lo que un día fue una plataforma de apoyo al trabajo de nuevos diseñadores y una oportunidad para posibles compradores de ver su trabajo, ha llegado a devenir en un sistema saturado, exhausto e ineficaz para quienes se dedican realmente a él". Por ello y según informa el Wall Street Journal, la organización de la semana de la moda neoyorquina está ultimando una restricción del 20% a la invitación y acreditación en sus desfiles, lo cual afectaría en mayor medida a los bloggers de moda. ¿Tiene sentido cortar la influencia que un bloguero tiene sus lectores? ¿Aportan realmente un punto de vista a la moda o solo contribuyen a hacer de ella un espectáculo tan vacuo como los exteriores plagados de estrellas de street style que acordonan lugares como el pabellón 14 de Ifema o el Lincoln Center de Nueva York?

Para Mónica Parga –autora de los blogs Miss At La Playa y Runway Rider– la decisión es "algo radical. Cada marca ha de saber a quién le conviene invitar a su evento. Muchas veces son ellas las culpables de no saber valorarlo en su escala correcta" asegura, secundada por Gala González. Autora de Amlul –uno de los egoblogs más influyentes dentro y fuera de nuestras fronteras– Gala incide en el deseo de lo inalcanzable que la moda tiene como mantra: "La expectación que crea un desfile está relacionada con las ganas que alguien tiene de estar en ese lugar, el deseo de poder acceder a ello. La moda se ha democratizado y eso es fantástico, pero el privilegio de disfrutar de un desfile no puede ser algo gratuito. Un blog debe tener repercusión, una cifra considerable de seguidores y una instantaneidad que no te ofrezca una revista impresa. Si no pasa esa criba, no tiene por qué estar ahí".


Entonces, ¿quién le ha otorgado ese poder a personas que hasta ahora soñaban con el trabajo de editor en un medio especializado? La respuesta es inequívoca: las propias firmas. "He visto a showrooms regalar productos a diestro y siniestro a cambio de un post, a alguien que desde luego no les va a traer repercusión positiva alguna", asegura Alba Galocha. Modelo y bloguera de Vogue.es, Alba ve necesario discernir entre personas que merecen "un reconocimiento por su trabajo periodístico", como Garance Doré; personas que inspiran a chicas de su generación –Alba ejemplifica con Rumi Neely, de Fashion Toast–; y un resto algo confuso que muchas veces "no aporta más que su mera presencia". ¿Pero cómo saber con certeza la diferencia entre estas tres categorías? "Es fácil discernir a primera vista", concede el diseñador Daniel Rabaneda. "Un blog de calidad es reconocible por su estética, su punto de vista propio, su relevancia a nivel de seguidores y su seriedad o continuidad a la hora de actualizar. En España hay de sobra personas con este perfil pero no siempre coincide con el público que acude a probar suerte para entrar en Ifema, en su mayoría con éxito. Ese asiento debe significar algo".
Aunque firmas como Tom Ford han optado por ampliar su aforo –teniendo este cambio concreto un éxito relativo–, otras prefieren ceñirse al formato imperante en los 90's, donde una minoría selecta acudía vistiendo de riguroso negro a desmenuzar y juzgar colecciones que si ejercerían una influencia mayúscula en sus temporadas consecutivas. Amaya Arzuaga recuerda –y prefiere– este formato de vieja escuela. "Soy consciente de que el fenómeno 2.0 no tiene marcha atrás. El problema está en cuando se convierten en estrellas, y en vez de aportar su visión sobre un aspecto creativo de mi trabajo potencian el autobombo de una fama vacía, que hoy nos inunda por completo". ¿La solución de Amaya? "Centrar mi convocatoria en un público objetivo: periodistas, estilistas y profesionales del sector. Siempre que llega una petición de un blog, atiendo a la calidad de lo que expone, a su discurso escrito y estético y solo si esos factores me convencen sigo adelante. Llenar un desfile por llenarlo es tontería".

Lo cierto es que por el frenesí fugaz que la moda vive actualmente, cualquier blog sufre el mismo efecto de fama que el patrón tradicional del concepto de famoso: crecimiento, auge, caída. Si para un bloguero es difícil mantener la identidad y base de seguidores de su blog, igual de merecido ha de ser el éxito de ejemplos internacionales como Scott Schuman en The Sartorialist, Susie Lau en su Style Bubble o Leandra Medine con el desternillante Man Repeller. "A ellos no les afectará esta medida", espeta Pelayo Díaz, que a su vez ha conseguido convocar a millones de seguidores en su bitácora de estilo masculino Katelovesme. "Existe el universo interno de un desfile, y y el circo wannabe que le espera en el exterior. Ese va a continuar ahí fuera con esta o cualquier medida. Es el papel de la marca elegir –y bien– a los elegidos para formar parte del interior".



Y despues de leerlo cual es tu opinión??

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